sábado, 7 de septiembre de 2013

(Crisalida) Capitulo Uno: Una carta brutal

Saludos caminantes!! ^w^
Aquí tengo el primer cap de la nueva historia!!
tengo la sensación de que sera una que subiré rápido por lo que podréis disfrutarla rápidamente en DD^w^

Sin mas, la historia!! ( si pueden, pasen a comentar!)
Besos!!


Capitulo uno: una carta brutal.



No importaba, se dijo Tai mientras dejaba la carta sobre la mesa. Estaba acostumbrado a estar solo y había aprendido a ignorar el dolor sordo que se instalaba en su pecho cada vez que la gente a su alrededor se mantenía a unos pasos de el, como si estuviera infectado con un horrible virus que les pasaría si se atrevieran a tocarlo.
La carta que se encontraba encima de su mesa de cocina no era nada diferente a las respuestas que recibió desde que fue adoptado a los siete años para ser de inmediato abandonado por sus nuevos padres. Tai frunció el ceño cuando se percato de que ya no recordaba la cara de sus padres adoptivos los cuales lo habían dejado en un ostentoso piso solitario a la edad de siete años con la única compañía de una desagradable niñera que se había marchado nada mas cumplir los 13, cuando ya era lo suficientemente independiente para sobrevivir solo.
Cerrando los ojos y inclinándose hacia atrás en la fría silla de metal Tai suspiro haciendo rodar su cuello. No iba a negar que un indescriptible cosquilleo le había recorrido el cuerpo cuando en su rutina miro el buzón que siempre estaba vació, y encontró un paquete. Tampoco podía negar que la sombra de una sonrisa emocionada tironeo sus labios cuando vio el nombre del remitente: Toby Casares. Su hermano.
Pero todo había sido una cruel broma que hizo que sus ojos picasen y una extraña humedad se formara en ellos.
Volviendo su mirada de nuevo a la carta recordó el sencillo contenido y la desarreglada y apurada letra.
Hola hermano, soy Toby.
Me hubiera gustado que la primera carta que enviase a esa dirección después de haber pasado por mucho para encontrarte fuese una típica carta de “¡cuanto tiempo! ¡Volvamos a vernos!” pero ni es el momento ni tengo tiempo. Necesito tu ayuda Tai, me temo que me he metido en problemas y no es uno que pueda solucionar con un lo siento o con una colleja tuya. Hace días que me persiguen unos locos que dicen que son mariposas...no lees mal, mariposas. Yo, claro, me reí cuando me lo dijeron y me tome a broma sus palabras. Sin embargo no bromeaban y ¡ahora estos locos planean convertirme en uno de ellos!. Tienes que ayudarme Tai, estoy seguro que seré capturado pronto. Se que es una locura lo que te explico pero no tengo a nadie mas a quien recurrir, solo tu puedes ayudarme Tai, porque tu eres como yo, venimos del mismo útero.
Por favor encuentra a los otros y ayudame, y sobre todo protege a “Crisálida”
Te quiere, tu hermano.
Toby”
Sus ojos vagaron de inmediato al enorme tomo encuadernado en piel que descansaba en la otra esquina de la mesa, grandes y cursivas letras dorada formaban la palabra “Crisalida”. En ese momento un caliente llama se encendió en su interior y apretando los dientes Tai se levanto de golpe y acercándose al libro lo aventó al suelo con un grito de rabia. Podía aguantar que sus compañeros lo ignoraran y cuchichearan a sus espaldas, también podía aguantar a los gamberros que se divertían a su costa aprovechando su inexpresividad y pasividad, e incluso podía aguantar los fríos mensajes de sus padres dejadas en el contestador sobre el dinero y el piso, sin ningún “¿como estas?”. Podía aguantar todo eso pero de ninguna manera iba a quedarse impasible cuando la única persona que pensó que tuviera una remotamente preocupación por él le tomaba el pelo de aquella forma. Toda la fe en su hermano desapareció para cuando termino de leer la carta.
Con los puños cerrados y aun sintiendo la furia recorrer su cuerpo como liquido caliente Tai fulmino con la mirada al libro el cual había acabado ante los pies del gran espejo que había en el salón. De esta forma Tai vio su reflejo y empezó a odiarse a si mismo, empezó a odiar su su piel pálida, y el oscuro cabello negro idéntico al de su hermano, pero lo que mas odio ver fue su rostro, las lineas afiladas de su rostro, su nariz pequeña y sus grandes ojos azules. Iba a golpear el cristal enfurecido al ver a su hermano en su rostro cuando de repente se acordó de algo, el puño a unos pocos centímetros del espejo. Ojos azules, Ojos verdes, esos eran los apodos que su madre les dio cuando vivía. Tai recordó su cabello rubio arena y su hermosa sonrisa, también recordó su olor a melocotones y su voz suave como el viento que sacude la hierba, recordó el calor de sus brazos cuando lo rodeaban a Toby y a él. Tenia siete años pero Tai recordaba perfectamente sus palabras.
-Tai sera Ojos azules y Toby sera Ojos verdes ¿Que os parece?
-¿Porqué, mama?-pregunto con voz chillona Toby agarrándose aun mas a la blusa celeste de su madre -nosotros tenemos los ojos negros.
Su madre sonrió al menor de sus gemelos sin embargo estos vieron la amarga tristeza en ella.
-Tai, Toby,nunca olvidéis que sois hermanos-los delgados dedos de su madre se aferraron a los brazos de los niños hasta el punto de doler pero ambos no dijeron nada pues la urgencia en la voz de su madre los paralizaba- Salisteis del mismo útero y tenéis la misma sangre. No importa cuando cambiéis al crecer, tanto por fuera como por dentro, no olvidéis que sois hermanos, nunca.
Con un nuevo suspiro Tai dio un paso atrás alejándose del espejo, no importaban ahora las palabras de su madre. Aparte de que hacia ya diez años que no veía a Toby, con esa cruel carta, había dejado de ser su hermano.
Con ese pensamiento toda la furia y rabia que lo había llenado se esfumo de sopetón y su cuerpo protesto por la tensión. Con un quejido Tai acepto olvidarse de la cena y ir directamente a la cama. Todos los viejos recuerdos desatados por esa carta lo habían dejado agotado y sin apetito, ademas mañana iba a ser un día duro pues era el ultimo día de escuela antes de las vacaciones de verano y estaba seguro de que iba a ser un nuevo, largo y solitario verano mas.
Arrastrando los pies llego a su habitación y sin molestarse en encender la luz ni quitarse los calcetines se arrastro debajo del edredón marrón y se durmió.


**********


Un rayo de sol serpenteo por encima de las sabanas marrones y con esfuerzo llego a la mejilla de Tai que dormía profundamente, el rayo de luz oscilo hasta que tras un par de vaivenes acaricio los parpados del durmiente. Dichos parpados temblaron y poco a poco se separaron dejando entrever una mirada azul soñolienta, un suave quejido de protesta sonó claramente en la gran habitación. Abriendo del todo los ojos Tai se estiro y pateando el edredón hasta dejarlo hecho una amasijo a los pies de la cama alta, echo un vistazo a la mesilla y con su cuerpo en posición de estiramiento se tenso completamente, sus ojos azules se redondearon rápidamente mientras miraba los números de su despertador. Si estaban bien, solo tenia quince minutos para llegar a la escuela. Tras la sorpresa se levanto rápidamente maldiciendo en silencio el haberse olvidado de programar el despertador, por culpa de ello se iba a perder su desayuno y su estomago era ya una criatura viviente tras haberse perdido tanto la comida como la cena del día anterior. Rápidamente se vistió con el uniforme se encontraba dando vueltas sobre si mismo buscando sus converse azul marino. Tras unos dos minutos sin encontrarlas Tai gruño y abandono la búsqueda dirigiéndose directamente al baño a asearse. Con el cepillo en la boca se dirigió a su armario y saco sus nuevos tenis blancos que había planeado estrenar al empezar las vacaciones, tras ponérselos cruzo rápidamente el pasillo y justo cuando iba a recoger su mochila casi cae de bruces al tropezarse con el libro “Crisalida”. Ante la imposibilidad de gruñir por culpa de la pasta de dientes Tai pateo infantilmente el suelo y recogiendo rápidamente el libro lo arrojo dentro de su mochila la cual se colgó sin mas contemplaciones, iba a salir cuando se dio cuenta de que aun tenia el cepillo en la boca, por lo que se acerco rápidamente al fregadero de la cocina y se enjuago allí mismo dejando el cepillo a un lado.
Tras cerrar la puerta con llave emprendió una velos carrera en dirección a su instituto que estaba a 20 minutos a paso tranquilo. No solo choco con la vecina del tercer piso sino también con el que repartía periódicos y con una paseante de perros, e incluso casi es arrollado por un camión de la fruta, escapando por los pelos. Para cuando llego a las puertas de hierro de la secundaria privada a la que asistía sus pantorrillas ardían y no podía conseguir el suficiente aire en sus pulmones.
Al menos había llegado unos minutos antes de que cerrasen las puertas.
Con el estomago gruñendo y el cuerpo pesado por la carrera Tai se encontraba de muy mal humor y el resultado era que su ceño se encontraba aun mas profundo y su mirada lanzaba un claro aviso de “ni te me acerques”, este día realmente no tenia ganas de socializar aun cuando no sabia hacerlo.
Pero a un día de tan mala suerte le faltaba la guinda y ellos podían hacer perfectamente aquel trabajo.
-¡Muñequita! ¿eso que tienes en tu rostro es una expresión?- se burlo un chaval con aires de matón, vamos, hasta su colonia podía decirte “¡soy un matón!” -¡Chicos! ¡La marioneta sabe mover su cara!
-¿Que tal si la hacemos hablar?- respondió en tono divertido uno de sus secuaces al cual Tai de inmediato clasifico como seguidor nº 1.
-Mejor le enseñamos a hacer una mejor expresión- definitivamente seguidor nº 2 , pensó irónicamente Tai.
El rostro del jefe matón se amplio con una sonrisa malévola.
-No es mala idea.
Tai trago nervioso, esta vez el bruto iba a ir en serio y teniendo en cuenta la distancia entre los tres gamberros y él su posibilidad de escapar era del 50%. Podía conseguirlo. En cuando el líder dio un paso Tai se volvió rápidamente y corrió directamente en dirección al patio trasero de la escuela donde sabia que estaba el robusto bedel vigilando que los alumnos que llegaban tarde no se colasen por la valla trasera.
Iba a girar la esquina cuando de repente su cabeza se movió de un lado a otro y sus dientes chocaron entre ellos dolorosamente, el sabor acre de la sangre le lleno la boca, mareado se cayo de culo y parpadeando intento pensar. Al parecer el líder le había agarrado de la mochila y se la había arrancado llevándose casi con ella sus brazos, todo el contenido de la mochila estaba derramada por todo el asfalto.
Intento levantarse cuando los tres gamberros le rodearon pero al apoyar su brazo el el suelo la replica de dolor le recorrió y se desplomo de nuevo, las risas lo rodeaban y su vista borrosa se perdía por la linea que formaba sus cosas, los cuadernos, la cartera, el estuche, los lapices, el libro de matemáticas, su mp3 y ese ridículo libro pesado que seguramente había sido la causa de su lentitud. Estaba tan mareado y miraba fijamente al libro que no se entero de las voces sorprendidas de los gamberros ni los elegantes pies calzados con zapatos de cuero negro. De lo único que fue consciente fue de la grande mano que recogió el pesado tomo de “Crisalida” , una aprehensión se instalo en su pecho al ver el libro alejado, de alguna forma sabia que el libro no estaba...cómodo.
Con un ultimo suspiro Tai se desmayo.


3 comentarios:

  1. me gusto mucho tu historia...ojala seas de las escritoras rapiditas..mira que dejar con las ganas es de mala educación..jijij...saludos y sigue adelante....cariños...

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    Respuestas
    1. Pues ya tienes el 2º ;)
      Y respecto a lo de rapidito...XD yo abogo a la rapidez a ver que dice el dios del tiempo.Pero tranquila esta historia se hara rapido, lo se ^w^ y ademas mi horario me deja bastante tiempo asi que no te preocupes.
      Saludos!!

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  2. Hola, me has atrapado con este capítulo!!! Me gusta la manera en que se está desarrollando esta historia, gracias por compartirla con nosotras/os.

    P.D. Me encanta tu blog!!!

    Besos y abrazos

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